Amelia Tiganus, profesora de la Escuela Abolicionista Internacional, está siendo atacada y desacreditada injustamente por la industria proxeneta. El feminismo, las organizaciones de derechos humanos y el abolicionismo muestran su solidaridad con Amelia Tiganus, símbolo de la lucha abolicionista, y exigen el fin de los ataques contra su persona y contra las propuestas políticas abolicionistas.
firma aquí la petición para defender a amelia tiganus
La Plataforma de Afectados por la Abolición de la Prostitución, es decir, el lobby económico proxeneta, ha emprendido una campaña contra Amelia Tiganus. Tiene mucha lógica porque ella es una de las caras más conocidas del abolicionismo y, sobre todo, es la que puede contar desde su 'experiencia vivida' los entresijos y lo que verdaderamente ocurre en el interior de esa industria criminal. Lo que ocurre dentro de los burdeles. La violencia criminal que envuelve la prostitución. Ese es el motivo por el que han elegido desacreditar a Amelia. La operación aparentemente es fácil. Si la desacreditan a ella, desacreditan al abolicionismo. Para cumplir ese objetivo han sacado a una antigua compañera de club que no dice nada en contra de Amelia, pero sí dice todo a favor de la industria de la explotación sexual. Que lo único que tiene que reprocharle a Amelia son las críticas que esta hace a la industria proxeneta, con el argumento de que son mentira y de que los dueños, encargados, mamis y puteros de los clubs son la mejor gente del mundo. Tampoco es nada nuevo esto. Ya decía Celia Amorós que las mujeres son los objetos transaccionales de las luchas que establecen grupos de varones entre sí. La industria de la explotación sexual tiene miedo a que desde el Parlamento se haga una legislación abolicionista. El proxenetismo tiene miedo al feminismo, a la fuerza que ha cobrado el abolicionismo. Hay una lucha entre el proxenetismo y el abolicionismo que se está librando en todos los niveles de la sociedad. La mujer que han sacado para desacreditar a Amelia es el objeto transaccional de esa lucha. Es la excusa, la coartada, la cara vulnerable de esa industria criminal. Sin embargo, el proxenetismo debe saber que todas las abolicionistas somos Amelia Tiganus.
Profesora Rosa Cobo Bedia